Saturday, January 27, 2007

LA QUIMERA DE ORO


Aún recuerdo tu imagen dorada,
Monumento áureo de la verdad anhelada
Figura fémina de la libertad olvida.
Cabellos de oros de igualdad no consumada.

Compañera, recordada
¿Donde te fuiste con tus palabras iluminadas?
¿Donde quedo la exactitud acariciada?
¿Dónde se acabo la lealtad respetada?

Hoy, cuando el horizonte no es tan radiante
Y la verdad no es tan fulgurante
No creemos en Seres Atlantes.
No somos Ángeles, sino seres carnales.

¡Parcas!, ¡Moiras!, ¡dueñas del Destino!,
Decid quien era ella sino…
¡Una Quimera de Oro, un sueño oscurecido!,
Un arcano sin respuesta, sólo un cuerpo frío…
Donde refugiar tus miedos al amor y odio,
Un ser antiguo, sabio; un ofidio
Cuyo veneno es Mezcla de agua y vino.

El plomo nunca será oro,
No se transmuto, ni tu ni yo.
Sólo queda de ti la última sentencia, que ahora escucho:
“Seriamos seres divinos si fuéramos Ángeles,
Pero solo somos hombres, seres carnales,
¿Qué nos queda entonces de especiales?”

Cuando llega el rojo el amanecer,
Y veo tu espíritu envejecer,
No nos queda más que echar a reír
Disfrutar de la verdad develada
Vivir con la piel helada
Y saber que existimos huérfanos,
Vagabundos en este mundo
Donde no hay verdad ni certeza
Ni siquiera en lo que amas.

Más existe una verdad en el pasado,
Y que hoy olvidas, te ame y tu me amaste
Y ha nuestro pesar fuimos uno,
Fuimos una quimera de oro,
Un sueño áureo, de magia y poder.

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